lunes, 5 de agosto de 2019


AGOSTO 2019. INICIO: Livia Morante es una hermosa mujer de ciudad que no es feliz desde que se vio obligada, por problemas económicos, y los consejos de su intransigente tía Caridad, a casarse con Alirio Montellano, un hombre hostil que la presume como un trofeo ante la gente y que no ha sabido hacerla dichosa, por considerarla el objeto más valioso de Las Guaymas, la imponente hacienda de la que él es dueño y señor, en la lejana población tropical de Santa María Guayma. Ella sin embargo finge ser una buena esposa, aconsejada por su tía, quien se ha beneficiado con el matrimonio y jura a Alirio que su esposa lo ama y respeta. Pero así no lo cree Julia, hija del hombre, una mujer que está próxima a casarse con Ezequiel Arreola, administrador de la hacienda, el cual no es más que un ambicioso que sueña con poseer un día toda la fortuna y tierras de su futuro suegro, en complicidad con el despreciable Galdino Atanacio, el infame capataz que vive en amasíato con Indalecia Tlahuac y que está obsesionado con la hija de esta, Yalitza, una muchacha inocente que trabaja como sirvienta en la hacienda y constantemente huye de él, siendo protegida por la vieja sirvienta Rosenda, a quien le dice estar perdidamente enamorada del ardiente y musculoso Paulo, hijo del alcalde del pueblo, y el cual se ha fijado en ella luego de verla nadar desnuda, despertando los celos de Neptalí Florencio, un peón que ama sinceramente a la muchacha, y la defiende de Galdino.

Salvador y Betina Garduño, alcalde y primera dama, tienen la intención de construir una camino que comunique con una población, en un terreno que colinda con la hacienda Las Guaimas, propiedad de Alirio, quien se opone a que la obra marche. Este proyecto hace que el apuesto ingeniero Hernán Jáuregui llegue al municipio, acompañado por su colega y amigo, Darío Rivero, y ambos tengan una discusión con el hacendado, quien los amenaza de muerte, acompañado por Galdino.

Ezequiel siempre ha tenido interés en Livia, a la que intimida en ausencia de Alirio y la provoca. Al tratar de robarle un beso ella lo abofetea y le promete que, si insiste en acosarla, hará que se cancele su compromiso con Julia y así vea desvanecerse sus sueños de gozar de la fortuna de su marido. Se desahoga con el padre Teodoro, el cual sabe todos sus secretos y la aconseja para que sea fuerte y resista.

Julia sufre por su situación y asegura a Rosenda que no se casará, aunque con ello desafíe a su padre. Sale a dar un paseo y se cruza con Darío, quien se enamora de ella desde el momento en que la ve. Ella también siente una fuerte atracción hacia él. Cuando ella tiene un incidente violento con Ezequiel, el desconocido los descubre y entra en defensa de la mujer, por lo que el prometido se queja con Alirio, el cual está convencido de que la presencia de los ingenieros solo traerá problemas al pueblo y su hacienda.

Livia discute con su tía pues esta sabe del interés de Ezequiel hacia ella y le propone que se vuelvan amantes, así ella será la dueña total de Las Guaymas, cuando su marido falte y se deshagan de Julia. La sobrina no puede creer los alcances de la ambición de Caridad, quien ya ha fraguado un plan con Galdino, para deshacerse de Alirio. El capataz a su vez se emborracha y al llegar a casa intenta abusar de Yalitza, quien se defiende y lo golpea en la cabeza. Esto es descubierto por Indalecia, quien finge que no ha pasado nada y llora con su hija, quien le pide que deje al hombre pero la mujer no puede pues este la tiene amenazada. Luego el hombre desquita su coraje contra la cónyuge, a la que asegura que su hija es una ramera, igual que ella. La chica se refugia en Neptalí, quien jura que matará al hombre. Ella lo evita y acude a nadar al manantial, donde tiene un encuentro accidentado con Paulo, quien se acerca a ella y la besa, estremeciéndola.

Hernán y Darío tienen el apoyo total de Salvador, quien les asegura que Alirio no es un peligro pero estos pronto se enfrentan a Gaudencio y Ezequiel, quienes les impiden seguir con la construcción de la carretera. Esto hace que Hernán visite Las Guaymas y al no encontrar a su dueño se enfrente a Livia, a la que exige que haga saber a su marido que no harán su voluntad. Ella también lo enfrenta y lo desafía para luego echarlo de su presencia. Más tarde piensa en él y ya no puede sacárselo de la mente.

Desde hace tiempo Alirio tiene como amante a Mireya Falcón, quien lo ha enloquecido con sus encantos y personalidad y la cual se ha beneficiado de él, pues él le ha dado una casa y la llena de comodidades. Sin embargo pronto son descubiertos por Julia, quien se refugia en Rosenda y desea decírselo a Livia, para herirla, pero la sirvienta lo evita. Sin embargo amenaza a su padre, al que jura que si la obliga a casarse con Ezequiel, lo desenmascarará ante su esposa, misma que padece el acoso del prometido, al que enfrenta con bofetadas. Este la besa por la fuerza y la mujer es defendida por Hernán, quien en ese momento se clava en su corazón.

Freda Rondano es una chica que asedia a Paulo, quien le deja claro que él nunca estará interesado en ella y ante la presión de su madre para que corresponda a la muchacha, la entera de que quiere a otra y asegura que dentro de poco la conocerán. Por su parte Betina discute con Salvador, ya que este jamás la apoya para que su vástago cumpla con su voluntad. Se desahoga con el padre Teodoro, el cual también la reprende.

Rosenda se encuentra con Indalecia y le reprocha el no defender a su hija de la maldad de Galdino. La sufrida mujer asegura que si ella se enfrenta al hombre, este le causará un gran dolor a Yalitza, revelándole una terrible verdad que solo ella y el hombre conocen.

Darío piensa Julia y revela a Hernán estar dispuesto a ir a buscarla. El amigo lo impide y le aconseja que no se busque problemas en la hacienda. Sin embargo el amigo logra lo que quiere y se las ingenia para ver a Julia, quien se muestra desinhibida ante él y por lo tal el ingeniero la besa. Ella le corresponde y lo invita a que naden desnudos en el manantial, mientras que el amigo no deja de pensar en Livia. Sale a caminar y conoce a Mireya, la cual pone los ojos en él y lo seduce, terminando en la cama.

Ezequiel queda atónito cuando Alirio le hace saber que no se casará con sus hija pues tiene otros planes para ella. El administrador asegura a su jefe que, si no cumple con su palabra, lo destruirá, ya que tiene documentos que pueden hundirlo. Los ha escuchado Caridad, quien de inmediato acude a Galdino y le pide que investigue. Este emborracha a Ezequiel, quien lo entera de los negocios ilícitos de su jefe, al que recuerda que han acordado matar cuando el administrador se haya casado con Julia, a quien Livia nota distinta, razón por la que sospecha que está enamorada. La cuestiona y la muchacha le exige que no se meta en su vida, echándola de su habitación. Luego la mujer se sorprende cuando Alirio le dice que su hija y Ezequiel no se casarán y opina sentirse aliviada, argumentando que el administrador es un patán que la chica no se merece. Esto llena de extrañeza al marido, quien le pregunta qué tanto sabe del administrador. La mujer calla y se llena de asco cuando su cónyuge la desnuda para besarla y cohabitar con ella, pues en su mente solo está Hernán, al que imagina haciéndole el amor.

Ezequiel busca a Mireya para desfogarse con ella y se asombra cuando esta lo rechaza y le pide que no la busque más. El amante la toma de los cabellos y le hace recordar que es por él que está donde está. Entonces la obliga a ser suya.

Freda descubre que Paulo está interesado en alguien de Las Guaimas y sospecha que se trata de Julia, a la que enfrenta. Se abofetean y la última echa a la celosa chica de su casa. Cual es la sorpresa de Freda cuando descubre a Paulo besándose con Yalitza y de inmediato acude a Betina para enterarla.

Darío confiesa sus sentimientos a Julia y le pide que le de una oportunidad. Ella lo besa y son descubiertos por Ezequiel, quien se va a los golpes contra el ingeniero, quien se defiende y se asombra al escuchar que la muchacha está comprometida con el administrador, a quien la chica asegura que no se casará con él.

Hernán vuelve a ver a Livia y ella se estremece al estrechar su mano. Hablan sobre la carretera y la mujer le advierte que Alirio hará hasta lo imposible por hacer que esa obra se detenga. Y no se equivoca, pues el marido tiene un altercado con Salvador, al que ofrece mucho dinero a cambio de que detenga la obra. Este no acepta y el hombre ordena a Galdino que lo mate. El empleado sorprende al alcalde mientras maneja su auto, causándole un accidente e incendiando la unidad, haciéndola explotar. El deceso conmueve a toda la población, que acude a dar su apoyo a Betina, la cual corre a Yalitza del funeral y luego de exigirle que se aleje de Paulo, del que Freda no se separa.

Mireya intenta seducir a Hernán, el cual la rechaza e intenta hacerle ver que lo que tuvieron fue un error. Ella sin embargo ya no puede vivir sin su cuerpo y su virilidad. Se las ingenia para sorprenderlo borracho y meterse en su cama.

Caridad se burla de Yalitza por estar enamorada de Paulo y por ello se enfrenta a Rosenda, la cual defiende a la muchacha e insinúa que la tía de su patrona es una arribista. Esta abofetea a la sirvienta y despide a las dos, pero Livia impide que se marchen y deja claro a su tía que no permitirá que tome decisiones que no le atañen. Su discusión llega a tanto, que la sobrina propone a la tía que se marche de la hacienda. Es apoyada por Alirio, quien siempre se ha querido deshacer de la mujer, quien habla con él a solas y le dice saber de sus negocios sucios, logrando que este ordene que se quede.

Freda pide a Paulo que le de una oportunidad pero él ama a Yalitza, a la que acude a buscar. Esta le dice que nadie aprobará nunca que se quieran y le pide que la olvide, aceptando entonces ser la novia de Neptalí. Sin embargo todo se empaña aún más para la chica, pues Galdino la sorprende sola y la viola, amenazando con matar a su madre si dice lo que le hizo. La chica es encontrada por el padre Teodoro, al que oculta lo sucedido

Livia descubre a Julia y Ezequiel discutiendo y cuando este sacude a su prometida para besarla por la fuerza, la madrastra lo enfrenta y abofetea. El hombre se estremece cuando la chica le devuelve su anillo de compromiso y le hace saber que aunque su padre intente obligarla, ella no se casará con él. Livia la apoya y entonces la chica le confiesa a esta que se ha enamorado de Darío, a quien la madrastra le pide que tenga valor y enfrente a Alirio, si de verdad ama a la muchacha. Este acude al hombre para decirle que ama a su hija y el hacendado acepta que se amen pero es todo una mentira pues da la orden a Galdino para que tienda una trampa al hombre y lo mate. Sin embargo es descubierto por Hernán, quien lo enfrenta y resulta herido. Al enterarse, Livia lo visita en la clínica local y al tomarse ambos de las manos son vistos por Ezequiel, quien acude a Caridad y le dice saber de la infidelidad de su sobrina por lo que le jura que si ella no logra que Aliri Aliri Alirio acepte que él se case con su hija, delatará a la esposa. Caridad abofetea a Livia y la acusa de ser una estúpida que arruinará sus planes. La mujer se sincera: No ama a su marido, jamás lo amó, y solo se casó con él presionada, tanto por la pobreza como por ambición de su tía. Las ha escuchado Alirio.

Mireya no se separa un solo instante de Hernán y desprecia a Ezequiel, quien amenaza con delatarla ante Alirio. A la mujer esto no le importa pues en realidad se encaprichó con el ingeniero, quien solo sueña en estar con Livia, a la que llama. Al escucharlo, Mireya maldice a la mujer y acude a enfrentarla, insinuando que esta tiene algo que ver con él. La ofendida Livia abofetea a su rival, quien le jura que hablará con su marido. Esta la reta a que lo haga pues le hará un favor ya que así quedará libre para estar al lado del hombre al que realmente ama. La resentida Mireya se marcha, llorando, cruzándose con Ezequiel, al que empuja, pues no quiere saber de nadie. Este habla con Caridad, a la que entera de que la mujer y Alirio son amantes, por lo que la ponzoñosa mujer acude a este y le cuenta que su amante ha ido a buscar a Livia para enfrentarla, por lo que le advierte que tenga cuidado si no quiere que su mujer se aleje de él. Furioso, el hombre busca a Mireya y la abofetea para exigirle que nunca más vuelva a buscar a Livia y atormentarla con sus intrigas. Para defenderse, ella intenta decirle que su cónyuge ama a otro, pero Alirio no le da tiempo y se marcha, furioso. Ella es consolada por Ezequiel, al que besa sin sospechar que Darío los ha visto.

Un nuevo alcalde ha llegado a la ciudad. Se trata de Leandro Ledesma, quien da el pésame a Betina y le promete que le brindará todo su apoyo, pues ambos simpatizan. Cual es la sorpresa del hombre, cuando al caminar por las calles de Santa María Guayma se topa frente a frente con Caridad, quien dice no conocerlo pero él la ha reconocido y le exige que le diga en donde están su esposa y su hija. La mujer le dice que estas murieron por su culpa y se confiesa con el padre Teodoro, aterrándolo con sus secretos.

Julia no puede creer cuando Darío le dice que Ezequiel y Mireya son amantes y se vale de esta información para enfrentar al ex, quien le ruega que se casen, jurando que la ama y desea. La muchacha le dice saber la verdad y le jura que nunca será su esposa.

Indalecia descubre que algo le ha sucedido a Yalitza y le pide que se lo diga. Ella no hace más que llorar y pide a su madre que no le haga preguntas. Habla con Neptalí, a quien deduce lo que le sucedió y busca a Galdino, para enfrentarlo a golpes. El capataz sin embargo es mucho más fuerte y lo amenaza con un arma de fuego. Livia interviene y lo evita, estremeciéndose al saber que el hombre violó a Yalitza, a la que acude para brindarle su apoyo. Luego busca a Indalecia y le recrimina el no revelarse contra su hombre y preferir que este lastime a su hija. Al descubrir lo que sucedió, la madre pide perdón a Yalitza y se arma de valor para enfrentar a Galdino, quien la maltrata y jura que la muchacha se le entregó por si sola, por ser una ramera igual que ella. La mujer no actúa de inmediato, pero se da a la tarea de meter un venenoso escorpión en las botas del hombre, el cual es picado y pide ayuda, la cual ella le niega. Él entonces la empuja y la mata accidentalmente al azotarla contra una pared de concreto. Se las ingenia para incendiar la casa y llegar a la clínica, donde es atendido y puesto a salvo.

Leandro conoce a Livia en casa de Betina y se sorprende cuando la mujer le dice ser esposa de Alirio y sobrina de Caridad, quien la cuidó desde que quedó huérfana. Más lo asombra al contar con tristeza que su padre fue un canalla que las abandonó y las dejó en la miseria, por lo que su tía se apiadó y la cuidó. Leandro sabe que eso no es verdad y revela a Betina todo, principalmente que Livia es su hija. Los escucha Paulo, a quien promete que no dirá nada e intenta acercarse a Yalitza, presentándose en el funeral de Indalecia, quien murió calcinada. La sirvienta intenta rechazarlo pero no puede más y lo abraza con todas sus fuerzas, desahogándose.

Livia y Hernán hablan de lo que sienten el uno por el otro. Él la toma en sus brazos, estremeciéndola. La besa y le propone que se divorcie, para que puedan estar juntos. 
Hacen el amor y esto la llena de valor, por lo que hace saber a Alirio su agradecimiento hacia él, confesándole que no lo ama. El no dice nada hasta que ella le pide el divorcio, pues le asegura que nunca se lo dará, así ambos sean infelices. La mujer se desahoga con el padre Teodoro, quien enfrenta a Alirio, el cual lo amenaza pero el cura no le teme.

Mireya intenta atrapar a Hernán a toda costa y él le dice saber de sus amoríos con Ezequiel. Ella llora y asegura que el hombre la acosa y no sabe como quitárselo de encima. Estos se encuentran en un bar y discuten. Hernán está a punto de golpear al villano, pero Darío lo detiene. El administrador les jura a sus enemigos que sus días en el pueblo están contados. Causa un accidente en la construcción de la carretera y apoya a Alirio para exigir a Leandro que se suspenda esa obra. El nuevo alcalde haba con los ingenieros y decide darles luz verde, enfrentándose al hacendado, a quien visita para ver a Livia, alterando a Caridad con su presencia. Alirio lo invita a cenar y Leandro entonces aprovecha para mencionar que él y la mujer son viejos conocidos. Aparece el padre Teodoro y asegura saber que lo que este dice es verdad. Caridad se siente acorralada.

Freda es apoyada por Betina para insistir en enamorar a Paulo, por eso la mujer la invita a pasar una temporada en su casa, haciéndole compañía. Esto provoca la ira del muchacho, quien habla con Hernán y Darío y les pide consejo. Estos lo apoyan para que luche por el amor de Yalitza, quien lo rechaza, pero él la toma en sus brazos y la besa. Ella lo abofetea y le asegura que nunca se podrán amar. La chica se desahoga con Rosenda, quien le pide que escuche a su corazón, mientras que Paulo, dolido, accede a los besos y caricias de Freda.

Livia cuestiona a Caridad sobre Leandro y la tía asegura que nunca conoció a ese hombre, nerviosa. Su actitud despierta curiosidad en la sobrina, quien decide hablar con Betina, la cual le asegura que el alcalde es una buena persona y debe acercarse a él.

Hernán y Darío tienen un enfrentamiento con Alirio, quien intenta sabotearlos y hacer que se vayan de Santa María, sorprendiéndose cuando Leandro les defiende y asegura que se harán más caminos que acorten las distancias a la capital del estado. Alirio asegura a Leandro que si está del lado de sus enemigos entonces ellos romperán sus lazos. El alcalde deja que el hacendado tome la decisión que más le convenga y le deja claro que no se prestará a sus caprichos ni amenazas.

El desesperado Ezequiel sorprende a Julia bañándose e intenta abusar de ella, quien lo golpea y sale huyendo. De pronto aparece Rosenda y nota la tensión entre ambos, sospechando lo que sucede, por lo que se queda acompañando a Julia, quien le dice lo que el hombre intentó hacer. La sirvienta se lo cuenta a Livia, quien enfrenta a Ezequiel y le aconseja que se marche de Las Guaymas antes de que Alirio lo mate, al enterarse de lo que intentó hacer. Él sin embargo se niega y amenaza con desenmascarar a la mujer, asegurando saber que esta es amante de Hernán, a quien ella acude para contarle de su situación. El amante le pide que tenga paciencia, pues cuando él termine su proyecto en la localidad, ambos podrán escapar juntos. Ella decide volver a la hacienda pero en el camino ve a su marido penetrando en la casa de Mireya, por lo que decide indagar y al somarse por una ventana, los ve besándose. Les toma una fotografía y aguarda por él en la hacienda, donde al llegar, dura, le exige que le explique todo, mostrándole la evidencia. Él intenta culpar a la amante de haberlo enredado pero la esposa se vale de su engaño para decirle que ahora no podrá impedir que ella se divorcie de él. Amenaza con dejarla en la calle pero a ella no le importa, ya que tomó su decisión. El hombre consulta a Ezequiel, quien le aconseja que se divorcie y lo convence de evitar que su hija siga de romance con Darío, pues ya no puede amenazarlo más. Alirio así lo hace y anuncia a Julia que se casará a final de mes.

Mireya busca a Hernán y le pide que al menos la deja calentarle la cama. Él la rechaza pero ella lo besa y son sorprendidos por Livia, quien sufre en soledad y no tiene con quién desahogarse. Aparece ante ella Caridad, quien le reprocha el querer divorciarse de Alirio. Se estremece cuando la sobrina, dura, el dice que es tiempo de que sepa lo que es trabajar y deje de vivir a expensas de los demás.

Freda le presume a Yalitza que ha tenido relaciones con Paulo, lastimándole. Por esta razón la sirvienta intenta corresponder a Neptalí, dejándose besar, pero su amor por Paulo es mucho más fuerte. Acude a nadar sola y es espiada por Galdino, quien se toca mientras la espía. Es sorprendido por el padre Teodoro, quien lo ahuyenta y protege a la muchacha, quien le revela que el capataz abusó de ella. El cura acude a enfrentar al hombre, quien lo asesina al arrojarlo al vacío desde el campanario de la iglesia.

Rosenda aconseja a Julia para que no se case con Ezequiel y huya con Darío, sin importarle lo que piense su padre. Las ha escuchado Caridad, quien de inmediato informa a Alirio lo que su hija piensa hacer. El severo padre busca a Galdino y le ordena que queme la casa de los ingenieros, para que estos mueran o se marchen. El capataz decide ejecutar la orden sin percatarse de que Neptalí lo sigue. Sin embargo Hernán y Darío han salido a una población cercana y quien se encuentra en casa de ellos es Mireya, la cual se ha metido en la cama del primero para sorprenderlo. Es ella quien queda atrapada entre el fuego y muere.

Paulo y Neptalí tienen un enfrentamiento por el amor de Yalitza, quien deja claro a los dos que nunca estará con ninguno y se desahoga con Rosenda, la cual le aconseja que siga a su corazón y acude a hablar con Betina, a quien le hace comprender que al oponerse a la felicidad de su hijo solo convertirá su pasión en capricho y eso lo hará sufrir mas. Le pide que le permita ser novio de la joven sirvienta, pues quizás al estar juntos descubran que son distintos y que no serán felices juntos. Betina solo se burla de ella.

Livia sufre el deceso del padre Teodoro y teme a que haya sido Alirio el responsable del incendio y al no aparecer cuerpos cree que Hernán está muerto. Lo mismo piensa Julia, quien responsabiliza a su padre, el cual la abofetea y le recrimina el creerlo un asesino. Luego paga a Galdino por su servicio y este comparte la información con Ezequiel, quien se vale de ella para tener a su futuro suegro en sus manos.

Leandro sabe que Hernán y Darío están vivos pero les pide que se ausenten de Santa María Guayma para que todos crean que están muertos y así dar con la persona que ocasionó el incendio. Luego el alcalde, aconsejado por Betina, busca a Caridad y le exige que le diga por qué lo engañó al decirle que su hija estaba muerta, alejándolo de ella. La mujer se sincera: Siempre estuvo enamorada del hombre y su hermana se lo arrebató, por lo que juró que si ella no era feliz, tampoco lo sería la difunta. Los ha escuchado Yalitza, quien no sabe si decírselo a Livia o callar.

SEMANAS DESPUES: Caridad y Julia se sienten destruidas y esta última se casará con Ezequiel, pues ya nada le importa. Sin embargo la madrastra le aconseja que de un tiro de gracia para dar una lección tanto a su padre como a su prometido, como una sorpresa. Es Alirio ese día cuando Darío y Hernán deciden volver al pueblo e impedir esa boda. El primero se presenta en la iglesia, sorprendiendo a su enamorada, quien al ser cuestionada por el sacerdote, que le pide que diga si acepta por esposo a Ezequiel, ella dice que no y delante de todos los presentes grita estar enamorada de Darío, con el que escapa. Esto hace pasar una rabieta al prometido, quien hace reproches a Alirio, el cual a llegar a casa reprende a Galdino por haber fallado. 
A los malvados los ha escuchado Caridad, quien culpa al marido de ser un asesino y le hace saber que ella también se marchará, pues su corazón le dice que Hernán también vive. El marido entonces sufre un infarto fulminante que le arranca la vida, lo que detiene los planes de Darío y Julia, quien se siente responsable del deceso. No así Caridad, la cual da gracias a Dios y cree que será muy fácil manejar a su sobrina para que sea ella quien saque ventaja de la fortuna de Alirio. Esto no termina aquí, pues Livia se reencuentra con Hernán y le cuenta la verdad sobre el incendio así como de la desaparición de Mireya. La mujer levanta una denuncia acusando a Galdino, el cual es detenido y jura que es inocente de ese incidente pero Neptalí se presenta como testigo y lo hunde, lo mismo que Yalitza, la cual es convencida por Livia y Rosenda para que denuncie la violación de su padrastro, el cual no tiene más remedio que aceptar sus fechorías y acusa a Ezequiel de ser su cómplice.

Betina discute con Caridad pues sabe que ella fue la causante de que Leandro saliera de las vidas de Livia y su difunta madre. Exige que diga la verdad y Livia aparece para preguntar a la tía qué es lo que le ha ocultado. La visitante ejerce presión y amenaza con decir lo que sabe si la tía no habla. Caridad sin embargo dice mentiras y entonces aparece Leandro, quien exige a la mujer que deje de mentir y calumniar. Betina entonces le dice a Livia saber que su padre no las abandonó a ella y su mamá, sino que desapareció por una mentira de su tía Caridad, quien dijo al hombre que estaban muertas. Livia entonces se da cuenta de que Leandro es su padre y este la abraza. La mujer desprecia a su tía y le exige que salga de su vida.

Darío consuela a Julia en su dolor y promete que estará con ella siempre. Le suplica que no se sienta culpable pero la muchacha considera que fue por ella que su padre murió. Haba con Livia, quien la convence de que no fue así y le oculta que Alirio en realidad era un criminal.

Leandro pide a Betina que permita que Paulo sea feliz y la mujer entonces, al recordar la conversación que tuvo con Rosenda, va en busca de Yalitza para decirle que no se opondrá más a que su hijo la ame. La muchacha se reencuentra con su enamorado y este se acerca a ella para besarla. Ella le corresponde y esto rompe el corazón de Neptalí, quien los ha visto. Por su parte Betina padece la ira de Freda, a la que echa de su casa cuando esta la insulta. La chica busca a Yalitza para reírse de ella y la sirvienta es defendida por Livia, quien pone a la caprichosa chica en su lugar.

Ezequiel se ha escondido muy bien para no ser detenido por la policía por sus crímenes. Está seguro de que Livia es la responsable de su mala suerte y jura que se vengará de ella. La sorprende a solas, en la hacienda, donde intenta matarla, pero aparece Hernán para impedirlo y golpearlo. Lo entregan a las autoridades y una vez en prisión el ambicioso administrador enfrenta a Galdino, quien a sabiendas de que jamás saldrá de prisión lo apuñala en una riña, causándole la muerte.

Livia se ha reconciliado con su padre y renuncia a la herencia de Alirio, por lo que todo queda en manos de Julia, quien poco a poco sale de la depresión por la muerte de su progenitor y acepta ser la esposa de Darío, quien junto con Hernán ha terminado la carretera, misma que se inaugura el día de Santa María Guayma, patrona del pueblo. En esta celebración, Hernán pide a Livia que sea su esposa y ella acepta. Son vistos a lo lejos por Caridad, quien ahora luce como una pordiosera y llora al ver a su sobrina feliz, en brazos del hombre al que ama. Decide marcharse del pueblo, para siempre, mientras que Livia y Hernán acuden al manantial, donde juran que se amarán por siempre y no permitirán que nadie los separe.






Fin



















© NOVELAS CIBERNÉTICAS DR. 2019
Esta es un obra protegida y los derechos de su contenido son propiedad de su autor
por lo que están enteramente prohibidas su copia y reproducción parcial y/o total
así como el uso de su contenido con fines de lucro.
(R) & (P) 2019